miércoles, 6 de octubre de 2010

El señor Heraclio

Tuve un profesor en mis años de estudiante que se llamaba Heraclio. El señor Heraclio era treintañero y  barbilampiño; calzaba gruesas gafas de pasta negra, y era salesiano.
Heraclio era un buen hombre que nos enseñó literatura y algunos valores que todavía procuran vivir decentemente dentro de uno.
Al fondo de la clase teníamos una zona común -hoy alguno podría llamarla zona vip- en la que se nos había permitido colgar algunos posters de Victor Jara, Paco Ibáñez y José Antonio Labordeta (de este caballero permitidme que hable otro día).  Y entre todos ellos había una frases que me ha acompañado durante todos estos años que han pasado: "Cuando queméis el último árbol, y matéis el último pez, ese día os daréis cuenta que el dinero no se come".
Y desde entonces machacona, insistentemente, nos afanamos en cargárnoslo todo lo que se mueve a nuestro alrededor.
La última es la que se ha preparado en Hungría.  No quiero recordar, el Prestige, los derrames de crudo en el Golfo de Mexico, la contaminación desmesurada que nos invade, el cambio climático fruto de la capa de ozono ...  Y ahora esto.
El señor Heraclio murió demasiado pronto, estando todavía nosotros en la escuela, de un cáncer. Para que os hagáis una idea, algo parecido a lo que le está pasando a nuestra Tierra. 

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