Da un cierto vértigo enfrentarse de nuevo a la rutina diaria: la vuelta al trabajo, el cole de los chavales, los turnos laborales de mañana, tarde, y noche que tanto trastocan los ritmos de vida, las actividades extraescolares... Aunque supongo que mejor nos iría si nos dejáramos de gilipolleces y diéramos gracias al cielo por disponer de un jornal a fin de mes y una familia a la que queremos y donde nos cobijamos, que con la que está cayendo en estos últimos años, no es poco.
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