sábado, 11 de septiembre de 2010

Carta a un borde

   Cuando batallamos, cuando guerreamos con denuedo en el devenir de cada día, sin quererlo nos convertimos en parte de la masa,en ese conglomerado heterogéneo pero homogéneo a la vez al que solemos decir no pertenecer.
   La vida es dura, si lo sabrás tú mejor que yo. Es dura porque casi permanentemente está dándonos bofetadas. No me digas ahora que también alegrías nos obsequia. Ya lo sé. Lo que ocurre es que vienen tan juntas y revueltas unas y otras, que cuando así ocurre, parece que solo te das cuenta de lo malo. Y lo mas duro de éstas se produce cuando las recibes a posteriori.
   ¿No has sentido nunca que has tenido ese día horrible que de cuando en cuando viene a joderte los esquemas, y que te has puesto borde -porque tú de normal eres güay-, y que has tenido alguna salida de tono con ese compañero que además es coleguilla, que además sabes que te aprecia, y que nunca -por lo menos que tú sepas- te ha hecho una putada?.
   Pues para que te vayas enterando, esta vez sí. Esta noche mietras te pegas una ducha y cenas algo viendo Crónicas Marcianas, analizas, inconscientemente quizás, lo ocurrido el día de autos. Y efectivamente, te das cuenta de que eres un borde; o por lo menos lo habías sido cuando sucedieron los hechos.
   Así pués, no había ninguna duda. Mañana irías derecho a encontrarte con Manolo y, en el cafelito de media mañana, le dirías que perdonase; que ...hostia tío!, no sé lo que me ha pasado ..., y que esa ronda la pagabas tú.
   Lo que no controlas en tu táctica con Manolo es que esas salidas de tono ya son frecuentes en ti. Antes no eras así, y en tu fuero interno lo sabes.
   Ya no te pones borde en determinadas situaciones en las que el curro te sobrepasa, sino que ya estás borde siempre, porque te has vuelto un borde.
   Lo que no controlas en tu táctica con Manolo es que Manolo está hasta aquí de ti y de tus giliolleces. Y que mañana cuando le abordes con tu  ...hostia, tio ...! lo mas probable es que te mande a la mierda, aunque solo sea diciéndote correctamente que en ese momento le viene fatal lo del cafetito; y tú, con cara de bobo, le sonreirás algo forzado,y le dirás que tú mismo, que nos vemos luego.
   Ya ves cómo son las cosas. Todo eso porque el curro te ha podido y te ha comido la decencia. Porque no has parado a tiempo y no te has plantado diciéndote a ti mismo "para el carro chaval".
   Así que lo llevas claro. Mañana tendrás que apechugar con Manolo y su hartazgo de ti. Tendrás que poner buena cara cuando a él se le escape esa mueca que darías lo que fuese por no ver; y tendrás que tomarte el cafetito tú solo.
   O a lo mejor no. A lo mejor tienes suerte y cuando te encuentres con él y comiences a balbucear el discursito que llevas preparado, te diga ¿hace un café Marianito? con esa sonrisa jovial que tanto te ha atraído siempre de él; y te deje desarmado cuando te pegue una palmada en el hombro que casi te lo saca de su sitio.
   Tal vez tengas suerte y Manolo sea una de esas personas que en pleno fragor de la batalla tiene fuerzas para enarbolar su bandera sobre el humo y la niebla, y demostrar al mundo con las pequeñas cotidianidades de la vida, que no todos somos chusma, o masa, o borregos. Que todavía hay quien se mantiene estoico en el campo de batalla sembrado de cadáveres, recordándonos las verdades y bondades del ser humano.
   Tal vez tengas suerte y Manolo sea así.

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